La USTA había aislado al bahiense y a su entrenador Acasuso por ser un contacto estrecho con el preparador físico Galván , a quien el nuevo testeo de hoy le dio negativo de COVID-19, razón que desató la controversia y permitió la habilitación del zurdo argentino.

El Coronavirus invadió el mundo y las cabezas humanas y la estigmatización estuvo a flor de piel desde el primer minuto con un caso positivo y sus alrededores. Y algo de esto tuvo que padecer la última semana el bahiense Guido Pella, treinta y cinco del mundo, quien fue desafectado del Masters 1000 de Cincinnati por ser un contacto estrecho de Juan Manuel Galván, su preparador físico.

No obstante, los hechos que se sucedieron desde el día de la desafección hasta hoy fueron casa vez más notorios en un error o en alguna cuestión de fallo desde la USTA (Asociación Estadounidense de Tenis), quien repetía una y otra vez los análisis en el argentino y en su entrenador José Acasuso y los resultados siempre fueron los mismos: negativo de COVID-19.

Tras varios días de estigmatización y de estar separados del resto de los competidores por el aislamiento obligado al que los sometieron, hoy analizaron nuevamente al Preparador Físico Galvan, quien esta vez dio negativo y la polémica se encendió a pura llama.

La queja de Pella y su equipo de trabajo es lógica: no solo se los bajó de Cincy sino que también le anuló cerca de una semana de entrenamiento, con el Abierto de los estados Unidos a la vuelta de la esquina por un error y si bien ahora lo habilitaron a la vuelta al trabajo para entrenar, las quejas se suceden una tras otra con el razonamiento pertinente sobre el tema.

Ahora Pella está habilitado para entrenar y disputar el Abierto de Nueva York, pero lo cierto es que la situación que vivió en la burbuja y la estigmatización a la que lo sometieron no fue de las mejores, razón por la que se estuvo barajando el rumor de una demanda por daños y perjuicios hacia la USTA, por las cuestiones sucedidas con el caso del bahiense.