El día de la vuelta del tenis de elite marcó uno de los regresos más esperados por los fanáticos del deporte blanco, ya que además de ver retornar a la pelotita amarilla por encima de la red yendo y viniendo, también se sacaron las ganas de observar por primera vez en lo que va de la temporada, de manera oficial, al británico Andy Murray, quien no defraudó y se quedó con la victoria en su debut en el Masters 1000 de Cincinnati ante el local Frances Tiafoe por 7-6 (6), 3-6 y 6-1 para así meterse en la segunda ronda del evento estadounidense.
Disputado en la burbuja de Nueva York y en la instalaciones de Flushing Meadows en esta especie de cuarentena propia de los participantes del Masters 1000 y posteriormente del Grand Slam de la Gran Manzana, Cincinnati dio comienzo envuelto en mil interrogantes, pero lo único y verdaderamente cierto en este primer día de competencia fue el regreso triunfal al profesionalismo por parte de Murray, campeón del Abierto de los Estados Unidos en el 2012 y de Wimbledon en el 2013 y el 2016, además de haber sido número uno del planeta.
La victoria del escocés por sobre el local Tiafoe en tres parciales lo posicionó en la segunda ronda de un evento que ya ganó en 2008 y 2011 y en donde ahora en la búsqueda de los octavos de final de esta edición, cuando se mida ante el alemán Alexander Zverev, quinto cabeza de serie. El historial entre ambos marca un 1-0 en favor de Murray, en el Abierto de Australia del 2016, cuando Zverev aún no había pegado el salto definitivo a la elite del tenis y era tan solo una gran promesa del deporte blanco en su país.
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