La sede donde se disputa el primer Masters 1000 de la temporada surge como opción en el caso de que el Coronavirus no cese en Nueva York, uno de los grandes epicentros del mismo en los Estados Unidos.

La programación del calendario de la ATP y la WTA en el mundo del tenis es muy complicada por diferentes cuestiones año tras año, y en este 2020 el COVID-19 que invadió al mundo provocó un colapso en las actividades de los tenistas y del circuito, el cual sufrió y seguirá sufriendo algunos retoques en su calendario tentativo, lejos de poder quedarse con lo estipulado.

A la baja de Roland Garros, que debería comenzar dentro de un par de semanas, y de Wimbledon, que dio por hecho su cancelación para la próxima edición, la del Abierto de los Estados Unidos es aún una incógnita, aunque todos los caminos llevan a que la USTA, ente regulador del tenis en el país del Norte, terminará dando por hecho algo que se prevé con mucha anticipación.

Es por ello que su director, Michael Dowse, postuló a Indian Wells como alternativa para la realización del evento, y que la fecha estipulada sería en noviembre. Teniendo en cuenta que el gran epicentro de contagio en los Estados Unidos es la ciudad de Nueva York, sede del evento de Grand Slam más marketinero del mundo, los organizadores no ven con a los ojos mudar la actividad a California, a la costa oeste, donde el foco de contagio es menor.

Aunque aú no hay nada confirmado al ciento por ciento, lo interesante es ver como en Estados Unidos ya se están preparando para recibir al último Major de la temporada, en lo que sería un hecho histórico con su cambio radical de sede.