El jugador de más de treinta años, vencedor de Federer en Wimbledon del 2013, aseguró esta semana que en el 2009 le ofrecieron más de cien mil dólares por dejarse perder un partido.

El mundo de las apuestas clandestinas repercutió con fuerza en el último año en el tenis debido a las grandes investigaciones realizadas por la unidad de investigación del tenis y por el caso que se hizo eco a nivel mundial con el argentino Marco Trungelitti, quien denunció el caso ante las autoridades y brindó un mano a mano con el diario La Nación, en donde comentó su situación personal con el asunto y cómo lo afectivo emotiva, psicológica y deportivamente en su carrera.

Desde entonces a la fecha, el caso de Nicolás Kicker quizás fue el de mayor repercusión en  Argentina, ya que el bonaerense se encontraba jugando en su mejor nivel, con un gran avance en los últimos torneos en el Tour, y de repente fue suspéndido por tres años por haber sido encontrado culpable en el arreglo de encuentros donde el mismo jugó, disputando el mismo por debajo de sus posibilidades.

Lo cierto es que esta semana el tema vuelva a tomar importancia ya que el ucraniano Sergiy Stakhovsky confirmó que en el Abierto de Australia del año 2009, en la previa a su duelo frente al francés Arnaud Clement, dos personas se le acercaron para proponerle dejarse perder con el fin de hacerle ganar más de U$S 100.000, una cifra que, claramente superaba con creces el premio de la segunda ronda.

Aquel fue el segundo partido de la carrera del europeo en Grand Slams y terminó perdiéndolo en cinco sets ante el francés, pero lo que recuerda e informó al TIU en el momento donde fue interrogado por el asunto, fue que aquellos dos hombres que se acercaron a él le comunicaron ser inversionistas y con esa excusa se dio el encuentro en el que le ofrecieron el amaño del enfrentamiento.

Quien venciera a Roger Federer en la segunda ronda de Wimbledon 2013 como gran resultado destacado en Tour, declaró que cuando sucedió esto y lo comenzaron a investigar desde la TIU, pidió seguridad para su familia, lago que desde la organización no le pudieron asegurar, por lo que los nombres y las figuras de quienes lo intentaron sobornar aún los tiene a resguardo.

Hoy, a más de diez años de aquel hecho, parece que quedará como una anécdota para contar, pero lo cierto es que esto es algo que los tenistas viven a menudo en los torneos, sobre todo en los de menor nivel, y desde las autoridades no ofrecen las garantías necesarias para el profesional se sienta protegido, razón por la cuál, muchos de estos casos quedan en el anonimato absoluto.