Guillermo Vilas fue, sin dudas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos y uno de los más grandes a nivel sudamericano, sino el mejor, por sus diferentes títulos y por el contexto que lo rodeó para dar el salto de calidad y conseguir los hechos que consiguió. Y hace exactamente cuarenta y dos años, en Estados Unidos, logró uno de los hechos más importantes de su carrera: fue campeón del Abierto de ese país, en Forest Hills.
Willy cosechó aquel título en el clay de ese complejo en la previa de que el torneo se mudara a Nueva York, en Flushing Meadows. En el último año de los tres que se disputó en canchas lentas, el marplatense se impuso en cuatro sets en aquella final a Jimmy Connors y se adueñó del segundo Grand Slam a nivel personal en esa temporada, ya que un par de meses antes se había hecho propietario del certamen de Roland Garros.
Vilas, vale recordar, fue campeón de sesenta y dos títulos a nivel ATP y su mejor posición en el Ranking mundial fue el puesto número dos, aunque este hecho oficial siempre fue criticado por la prensa especializada y hasta el propio jugador, quien considera que aquel año 1977 terminó como el número uno del mundo y que jamás se le fue reconocido ese logro.
El zurdo argentino, además de conquistar el US Open y Roland Garros, también ganó dos Abiertos de Australia, en los años 1978 y 1979, siendo así el sudamericano con más títulos Majors en toda la historia del deporte blanco.
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