Esta ciudad rusa, la más europea del gigante, será el escenario donde la selección jugará su última ficha y tentará a la suerte para estar en octavos.
Ganar y esperar que Islandia pierda o empate. A esta hora los argentinos no hablan de otra cosa. Más allá de los rumores, las desmentidas y el escándalo, la selección llegó a San Petersburgo donde mañana jugará un partido que puede quedar en la historia: la resurrección o la caída final.
Ganar y esperar una ayuda de Croacia. Con la victoria nigeriana del jueves pasado, la Argentina renovó su esperanza de estar en octavos. Pero al igual que en la actualidad política, ese crédito, esa expectativa, es prestada. No dependemos de nosotros mismos.
Ganar y matar a los fantasmas. Pero más allá de la calculadora, está el equipo y la incertidumbre sobre si el plantel argentino comandado por Messi y Mascherano podrá revertir en lo futbolístico y lo anímico un presente desolador tras la humillante goleada sufrida ante los de Modric.
Perder y barajar de nuevo. En caso de no vencer a los africanos mañana, San Petersburgo debería ser el grado cero de una reconstrucción total de la selección argentina. No sólo el recambio generacional necesario y tal vez la salida del DT: una reconstrucción desde las bases de la AFA y todo el andamiaje de las selecciones.
Todavía nos queda una noche para soñar y a ellos, los protagonistas, para trabajar, concentrar y mañana si no aparece el juego, que aparezcan al orgullo y la rebeldía. Mañana, escribiremos otra historia. Con final triste o feliz, pero definitivamante otra.
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