Que la final de la Copa Libertadores se juegue en el Monumental es, sin lugar a dudas, una noticia que se festejó con el puño en alto en River. Por lo que significa albergar el máximo partido del continente y también, justamente, por lo especial que sería para los de Marcelo Gallardo pasar a Atlético Mineiro y jugar ese partido por el título en su casa. Sin embargo, también existen algunas contras, como por ejemplo que deberá mudar su localía en la Liga Profesional para recibir a San Lorenzo como consecuencia de esta decisión de Conmebol.
La situación es la siguiente: la definición del certamen continental cae el fin de semana del 23 y 24 de noviembre, fecha cercana a la que jugará con el Ciclón por la jornada 24 del certamen local. ¿Qué sucede entonces? En este tipo de casos, la confederación situada en Asunción les exige a los clubes dueños de los estadios que los “liberen”, como mínimo, 10 días antes, con el objetivo de organizar el evento de punta a punta sin la necesidad de correr a último minuto.
El antecedente más reciente es el de Fluminense, que debió mudarse del Maracaná al Raulino de Oliveira para jugar contra Goiás por el Brasileirao. Más tarde, le ganaría la Copa Libertadores a Boca en el mítico estadio de Río de Janeiro.
Entonces, River no tendrá más remedio que salir momentáneamente de su casa en el plano local y ni más ni menos que para un clásico como lo es San Lorenzo, que recientemente anunció a Miguel Ángel Russo como nuevo entrenador tras la renuncia de Leandro Romagnoli.
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