Un clima de bronca y frustración se apoderó del vestuario de River luego de la histórica goleada sufrida contra Independiente Rivadavia en un amistoso en Mendoza. La imagen que dejó el equipo frente a un rival de menor jerarquía fue floja en general, pero preocupó el rendimiento de algunos futbolistas que no sumaban tantos minutos desde hacía varios partidos y tenían la chance de ganar porotos en la consideración del cuerpo técnico. Los momentos posteriores al partido no fueron muy felices, pero el lunes pasó la calentura y se calmaron los ánimos en Núñez.
Las primeras sensaciones que llegaron a los jugadores tras el duelo fueron propias de un resultado tan adverso y ampuloso como inesperado, sobre todo si se toma en cuenta que la Lepra mendocina también había dispuesto un equipo alternativo porque el miércoles enfrenta a Argentino de Quilmes en los 32avos de final de la Copa Argentina. Más allá de que ambos llevaban suplentes, la Banda terminó en cancha con algunos que suelen salir desde el arranque, como Esequiel Barco o Nacho Fernández.
Momentos después de volver de la cancha, Martín Demichelis resolvió que el plantel se entrenara los dos días del fin de semana en lugar de darles libre. Aunque no se descarta que lo hizo como una especie de “reto” por un nivel que no estuvo a la altura de las circunstancias, la realidad marcaba que solo habían practicado una vez en el transcurso de la semana anterior por las intensas lluvias que se desataron en toda el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)., que inundaron el césped del River Camp.
Fuentes cercanas afirman que un jugador se sorprendió fuertemente por la decisión del entrenador, porque pensaba que no iban a tener compromisos ni sábado ni domingo. La reacción ocurrió, lógicamente, en el marco de un ambiente generalizado de irritación por la actuación del equipo. Sin embargo, alegan que no hay lugar para reproches en el medio de dos semanas claves, en las el Millonario que definirá el pase a los cuartos de final de la Copa de la Liga y debutará en la Copa Libertadores frente a Deportivo Táchira de Venezuela.
Con el plantel licenciado el lunes, los ánimos se calmaron y todo regresó a los parámetros normales. En las entrañas del estadio Monumental calificaron de “obvio” a este pequeño inconveniente por lo que había sucedido un rato antes en el césped del Malvinas Argentinas. Recién regresarán el martes a las prácticas en Ezeiza con la cabeza puesta en el partido contra Huracán del próximo viernes en el Tomás Adolfo Ducó.
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