
La eliminación de Boca en la Copa Libertadores sigue dando que hablar. No tanto por lo futbolístico sino por todo lo que sucedió después. El encuentro comenzó a las 19:15 y todo parecía un partido más de un equipo argentino en Brasil.

Pasaban los minutos y con algunas llegadas para ambos equipos, pero ninguno de los dos podía abrir el marcador. Hasta que a los 16 minutos del segundo tiempo en un centro al área, Weigandt captó un rebote que lo capitalizó en gol. Pero aquí comenzó la polémica, el árbitro decide anularlo a instancias del VAR por un supuesto fuera de juego de González. A esto hay que sumarle que en la idea le habían anulado erróneamente un gol a Boca a instancias de la tecnología.
El encuentro continuó y en la tanda de penales el equipo brasileño se quedó con el pase a los cuartos de final. Pero no quedó todo ahí. Cuando los jugadores van al vestuario, dirigentes del equipo brasileño incluyendo a su presidente, se cruzan con los de Boca. Pero un señor de seguridad con la pechera número 145 le habría dicho algo a Cascini, y allí se desataron los incidentes.
En el interior del estadio se desató una batalla campal, en la cual tuvo que intervenir la policía. Lo mismo terminaron imputando a 9 integrantes de la delegación Xeneize y demorando el regreso a Argentina de todo el plantel. Desde ese momento, el micro de Boca se encuentra parado enfrente a una comisaría a la espera de poder volver. Una vergüenza más en Copa Libertadores.
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