Durante los primeros minutos, la Selección de Inglaterra intentó controlar el balón ante un Irán que se retrasó con el objetivo de achicar los espacios vacíos. Sin embargo, con paciencia y las grandes individualidades, los británicos comenzaron a acercarse al arco de Alireza Beiranvand al punto de protagonizar la primera jugada de peligro tras un centro de Harry Kane que cruzó el área sin encontrar un rematador.
En esa acción quedó lesionado el arquero iraní tras un choque de cabezas con Majid Hosseini y el encuentro se frenó por unos minutos. Si bien a los 14′, y tras recibir atención médica, pudo continuar defendiendo los tres palos, su presencia dentro del campo finalizó dos minutos después cuando él mismo pidió el cambio al ver que no estaba en condiciones de seguir.
El segundo gol inglés cayó como un baldazo de agua fría para los asiáticos, que venían jugando un partido inteligente hasta los minutos finales. A los 8′ del tiempo adicional (se agregaron 14 minutos), Irán iba a tener su primer disparo en los pies de Jahanbakhsh, el cual no ocasionó ningún peligro tras pasar muy por arriba del travesaño.
Pese a tener una diferencia de tres goles, los ingleses salieron al complemento con las mismas instrucciones que en la primera mitad, mientras que los dirigidos por Queiroz se posicionaron unos metros más arriba con el objetivo de poder descontar en el marcador.
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