El fútbol argentino sigue teniendo su atraso en comparación con el europeo, y uno de los principales temas a corregir constantemente sigue siendo el arbitraje. Pero si hay algo que hay que rescatar, es que en plano local se sigue retrasando la llegada de la tecnología para ayudar a los árbitros, algo que en Europa ya existe hace un tiempo.
Hace instantes, fue el propio Director Nacional de Arbitraje, Federico Beligoy, quien afirmó que el VAR llegará en el mes de julio, más precisamente “después de la Copa América”. Además explicó que no se puede aplicar antes ya que la FIFA aún “no avalan que un torneo comience sin VAR y, por ejemplo, en la fecha 6 se pueda anular por tecnología un gol igual a uno que ya se convalidó por error humano antes de implementar la tecnología”.
Por otro lado afirmó que se podría utilizar por primera vez en la postergada final de la SúperCopa Argentina entre River y Racing: “Tenemos el pedido hecho a IFAB y a FIFA y esperamos respuesta. Allí no sería un torneo, con fechas con VAR y fechas sin VAR, es un partido único. Veremos qué nos dicen”.
En cuanto a como será el funcionamiento en Argentina explicó: “Recorriendo países que son pioneros en el uso de la tecnología, entendimos que la mejor solución era un VAR centralizado. El presidente (Claudio) Tapia siempre quiso la mejor opción y por eso se está construyendo el Centro de Tecnología y Desarrollo Arbitral (CTDA), dentro del predio de la AFA: casi 900 metros cuadrados, con siete salas VOR (Video Operator Room, por sus siglas en inglés). Estaría para junio/julio. Mientras tanto, pegado a esa obra, se armaron tres salas VOR y se trabaja desde ahí. Y si hay rincones del país a los que no llega la fibra óptica, se puede ir con una camioneta adaptada a una sala VOR“.
Finalmente reconoció que el VAR trae justicia: “Con el tiempo, la tecnología claramente le ha ganado al ojo humano en la posibilidad de observar o discernir una jugada. En la década del 60, un árbitro veía un partido en el campo de juego y el espectador que estaba en la cancha lo veía de la misma manera, y lo que cobraba el árbitro era palabra santa. Con la transmisión de los partidos, y con la tecnología aplicada a la televisación, el espectador en su casa ve un partido que no es el que ve el árbitro. Yo cobro un penal y el espectador, con seis, siete, ocho cámaras distintas, se da cuenta de si el penal que cobré estuvo bien o mal. Entonces, ¿por qué no nos daban esa tecnología para rectificar el fallo? Las jugadas subjetivas y de interpretación hubiesen seguido existiendo. Pero en jugadas matemáticas, como si entró o no la pelota, no estaríamos en una polémica. Por eso siempre fui defensor de la herramienta“.
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