En la previa del cruce con San Lorenzo, el propio Jorge Almirón sabía que su debut -y su asunción en general- se daba en un contexto visiblemente adverso: agarró un equipo que venía golpeado, cansado, apenas tuvo dos entrenamientos y encima se enfrentaba a un rival que llegaba en alza. Pero seguramente nunca se hubiese imaginado que en tan solo un puñado de minutos todo se le iba a hacer mucho más cuesta arriba. Bruno Valdez se lesionó y en esa misma jugada el Ciclón se puso en ventaja. Un revés inesperado y desde el vestuario del cual Boca no pudo reponerse.
Ya pasado el duro “golpe”, según definió el flamante DT, no habrá mucho tiempo en La Ribera para lamentarse porque en dos días se viene un nuevo compromiso como local ante su gente, que espera una respuesta del plantel en este presente a los ponchazos.
Almirón deberá convencer a los futbolistas y hacerlos pasar de página rápidamente después de cuatro derrotas en los últimos cinco partido por la Liga Profesional. Y aunque en conferencia de prensa aseguró que la idea es afianzar un once a pesar de la seguidilla, la lesión de Bruno Valdez y la expulsión de Nicolás Figal lo llevará obligatoriamente a tener que meter mano en el equipo de cara al duelo del sábado contra Estudiantes.
Facundo Roncaglia y Nicolás Valentini, quienes terminaron formando dupla contra San Lorenzo por los imponderables (la lesión de Valdez y la roja de Figal), son los únicos dos defensores centrales naturales con los que cuenta para recibir al Pincha. A priori, serían los elegidos ante este panorama en el que no tiene mucho margen de maniobra.
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