En primer lugar, la serenidad de saber que a pesar de esos gestos que encendieron las alarmas en el primer tiempo, Lionel Messi terminó de la mejor manera el encuentro de ayer y estará en perfecto estado para el domingo. El capitán viene jugando cada partido mejor que el anterior y es la gran ilusión en busca del título.
El mediocampista y uno de los referentes de esta Selección Argentina volvió a jugar en alto nivel y sin dar una sola muestra de haber tenido una lesión muscular que hace algunos días lo tuvo en duda para jugar los cuartos de final. Ante Países Bajos fue titular y salió promediando el segundo tiempo, mientras que ayer ante Croacia sumó todavía más minutos que ante los neerlandeses. Quizás sea apresurado hablar de que esté al 100% porque ayer volvió a salir (si está bien, suele jugar todo el partido) y también jugó con el vendaje, pero De Paul está bien y va a jugar el domingo.
Los dos futbolistas que se perdieron la semifinal por acumulación de amarillas -en las únicas dos suspensiones que tuvo la Selección a lo largo de todo el Mundial- estarán nuevamente en condiciones de ser utilizados por Scaloni en caso de creerlo necesario. Argentina no tiene suspendidos para la final.
El atacante del Sevilla es el único jugador de los 26 del plantel que se está entrenando de manera diferenciada y arrastra una lesión. De hecho, no estuvo en consideración ni fue al banco contra Países Bajos ni Croacia. Tiene una lesión en el tobillo y habrá que ver cuál es su evolución en estos cuatro días, pero a priori es el único que podría ausentarse de la final.
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