Carlos Tévez, el “Apache” como lo solían conocer en el barrio, había regresado de la Juventus con el objetivo de devolver a Boca al plano internacional del cual nunca debió haberse ido, tiempo más tarde tomaba la decisión de abandonar el Xeneize y viajar a China para sumarse al Shanghai Shenhua por una cifra astronómica.
Luego de un año en el fútbol chino, regresó a la Argentina para jugar en el equipo de lo mellizos Barros Schelotto con una premisa comprobada y clara, “el dinero no compra la felicidad”. El objetivo de su partida nunca se supo bien hasta el día de hoy, pero lo único cierto es que su regreso fue con la única intención de recuperar esa felicidad que había perdido.
Su vuelta no fue con una Bombonera estallada de gente, no era el jugador del pueblo que iba a ser recibido con bombos y platillos, pero seguía siendo el Carlitos salido de la cantera del club que volvía por “hambre de gloria”. Si bien sus rendimientos no fueron los mejores, de a poco fue mejorando y en el último campeonato con Russo como entrenador consiguió devolver un poco de cariño a los hinchas, con la obtención de la Superliga.
Hoy es jugador libre, luego de que su contrato con el Xeneize se terminara el 30 de julio. Aunque las negociaciones parecen estar encaminadas y después del llamado de Riquelme para destrabar las mismas, se espera que esta semana el delantero firme el nuevo contrato que una, una vez más, a Boca Juniors con su último idolo.
Disfruta de acceso ilimitado entre más de 100 juegos de deporte, estrategia, acción y más.
Suscribirme