Siete Scudettos; cinco Copas de Europa (hoy Champions); una Coppa de Italia; cinco Supercopas de Italia; cinco Supercopas de Europa, dos Copas Intercontinentales y un Mundial de Clubes.Todo eso ganado con el Milan. Dirigido por Sacchi, Capello, Ancellotti, entre otros, y parte de la mítica defensa que ganó todo en el final de los 80’s, junto a Tassoti, Costacurta y el inigualable Baresi. Junto a Xavi y Ryan Giggs componen el podio de los “One Club Men” en Europa. Integrante durante 15 años de todos los equipos ideales de cada temporada en Europa, alternando con Roberto Carlos la cara del marcador lateral izquierdo por excelencia. Prestancia, elegancia, marca, manejo del balón, ascendencia y liderazgo. Todo eso es Paolo Maldini.
En la jornada de hoy, el AC Milan oficializó los cambios en su cúpula deportiva, anunciando que el ícono rossonero será el nuevo Director Deportivo de la societá, reemplazando en la posición al brasilero Leonardo. La intención, claramente, es iniciar la reconstrucción futbolística que regrese al club al primer plano local y continental de antaño.
La debacle institucional y económica pos Berlusconi que atravesó la institución arrasó con las posibilidades de armar una plantilla a la altura, al menos, de Juventus, y hoy el Milan ha sido relegado,especialmente en las últimas temporadas a un rol menor, al punto de no clasificar a Champions esta temporada. La llegada de Maldini y, de su mano, el arribo de Marco Giampaolo, ex Dt de Sampdoria, apunta a refrescar el mensaje futbolístico del club, modificar la plantilla y dotarla de un estilo más cercano al histórico juego ofensivo y no el expresado por la actual conducción, a cargo de otro símbolo, Gennaro Gattusso.
Gattusso debió lidiar con la mencionada crisis institucional milanista, una nómina de jugadores que no ha dado la talla, y una irregularidad que le impidió estar a la altura de los objetivos iniciales. Su estilo de juego, basado en la recuperación del balón y la presión sobre el rival, similar a cuando jugaba, recibió numerosas críticas, aunque el análisis fino debería destacar que recuperó algo de la identidad perdida y recuperó jugadores fuera de forma ( Donnarumma; Calhanoglu), terminando en una quinta posición más que digna, aunque lejos de lo que el escudo reclama. Haber perdido el último puesto que permite jugar copas europeas a manos, ni más ni menos, de Inter, terminó de eyectarlo del banco.
Su salida ha dividido las aguas entre la afición, que lo considera intocable, y los que entienden que ya es hora de recuperar el espacio perdido a manos de sus archirrivales Juventus y, especialmente, Inter.
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