Minuto 93 de partido. La pelota sale suelta hacia el ataque del Madrid por banda izquierda y hacia ella salen Vinicius y Reguilón. Es un ataque más, el último, tratando de forzar lo que no se ha podido todavía. De la nada, como una exhalación, aparece Arturo Vidal para trabar con la vida, jugándose las piernas para  hacer rebotar la pelota en sus rivales y ganar un lateral en campo madridista, cortando no solo el ataque sino poniendo en un freezer el ímpetu merengue en el final.

Pocas jugadas simbolizan de manera tan clara lo que fue este  partido, la tercera parte de esta zaga, esta vez por Liga,  mayormente jugada como un clásico de barrio, a muerte y sin revancha.

Solo dos cambios en la alineación del Real Madrid y una en Barcelona respecto al clásico de Copa del último Miércoles. Bale y Courtois por Vázquez y Navas en Madrid y el retorno de Arthur por Semedo en Barcelona, regresando así a su dibujo habitual y que le sale mejor.

Los demás, los mismos. Tan similar era todo que hasta los primeros minutos fueron un calco del partido anterior: El Madrid adelantado en el campo, con el objetivo de adueñarse rápido de la pelota, con presión alta sobre la salida del Barcelona, manejando la pelota de manera prolija, acelerando por momentos aunque, y también como un calco del Miércoles, sin profundidad ni contundencia.

Nuevamente Benzema y, principalmente, Vinicius carecieron de puntería en la puntada final, lo cual parece será un problema sin solución para Solari, especialmente por la falta de alternativas que puedan remediar este mal. Desconectado del juego Bale, la intrascendencia de Kross y Modric, lejos del nivel que lo ascendió a Balón de Oro, fue demasiado para un equipo que carece de un golpe de knock out y que mostró, como el miércoles, dos caras absolutamente opuestas. Una hasta el borde al área rival,  donde por momentos fue claramente superior al Barcelona) y otra de allí en adelante, en los últimos metros, donde se mostró sin explosión ni confianza para definir.

Barcelona, por su parte, recitó como un mantra los mandamientos de Valverde y se mostró, aquí debemos decir que a diferencia del Miércoles, como un equipo sólido en defensa (descomunal actuación de Piqué, que esta vez tuvo a Lenglet a la altura de las circunstancias), con infinita paciencia para gestionar el juego a partir de su triple pivote Rakitic-Busquets-Arthur, que sostuvieron con su criterio en la elaboración, la floja faena de los tres de arriba, Messi incluido.

Pareciera encontrarse cada vez más cómodo el Barcelona en esta nueva dinámica de control y contragolpe. En este partido ofreció menos espacio entre líneas, se percibió un nivel de concentración altísimo y una mayor solidaridad en los relevos y marcas, dejando de lado la posesión improductiva y recuperando, en cambio, la presión en retroceso (de nuevo…el mediocampo, y Piqué fueron absolutamente impasables) para buscar a Messi y Suárez con largos pelotazos evitando la aduana de mitad de cancha rival. De haber estado en modo “Copa” el francés Dembelé, el marcador también se hubiera parecido al del Miércoles pasado.

Quedarán en el haber la peligrosa tendencia a defender cerca de su área que se vió en estos tres partidos, el bajo nivel que han mostrado algunos jugadores otrora claves y cierto retraso, a nuestro entender, en los movimientos que Valverde dispone desde el banco y la lectura que deberá hacerse de una plantilla que no pareciera suficiente para conquistar Europa ( Malcom, Murillo y Boateng no cuentan para Valverde, por lo que podríamos inferir que irá a la guerra con 18 soldados nada más).

Mientras tanto, diez puntos de ventaja sobre el Aleti en Liga, (12 sobre el Madrid) alumbran el sendero hasta la meta. Desde hoy, la estadística favorable sobre su clásico rival, por primera vez en 87 años es un mimo al alma.  Habrá que ver como se recupera Messi de su dolencia en el aductor derecho (jugó en una pierna todo el ST), refrescar la tropa y resetear el chip  a modo “Europa” y pasar al Lyon. Por ahora, todo  sonrisas para este Barcelona que sueña un final de temporada perfecto, para volver a ser.

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