La utopía de vivir (y jugar) sin Messi

La utopía de vivir (y jugar) sin Messi

La omnipresencia de Messi ha escrito su capítulo diez mil este Martes en Villarreal. Una vez más, el argentino ha debido responder a la “Messiseñal” para rescatar a su equipo de un golpazo. Y, una vez más, lo ha conseguido.

Todos sabemos de qué ha ido la historia, pero en algún momento, cuando acalle la locura por un punto rescatado de modo inverosímil,  habrá que tomarla de ejemplo y revisar cómo se hace para jugar sin Messi y no morir en el intento. Habrá que preguntarse de una bendita vez si es posible y, si lo es, cómo se organiza un equipo alrededor del 10 sin caer en la dependencia absoluta,  hasta de compañeros y que incluso trastoca planes a mediano plazo y contrasta decisiones presuntamente firmes y bien pensadas, como su descanso.  Habría que preguntarse, simplemente, si es posible gestionar tanta influencia, o administrarla, por su bien (físico y mental) y por el del equipo (entidad por encima del individuo) que lo cobije. Lo cierto es que NADA es igual sin ÉL.

Basile, Maradona, Batista, “Tata” Martino (en el Barsa y en la Argentina), Sabella, Sampaoli, Scaloni, Tito, Luis Enrique y Valverde no han podido aprobar esta asignatura. Ninguno ha podido salir del embrujo de la influencia permanente de Messi. Tal vez, solo tal vez, Guardiola haya sido el único que pudo darle a D10S el rol de frutilla del postre, aunque la discusión está abierta, especialmente la futbolística que afirma que sin ÉL, Barcelona ha sido, es y será un equipo más.  Messi ha sido SIEMPRE el elemento maximizador, mejorador y diferencial de todos los equipos en los que ha jugado.  Ha reescrito de tal manera la historia moderna del fútbol que es de mediocres no abrazar su magia y que ÉL sea la respuesta a todos los problemas. Hasta es más sencillo. Claramente, y está harto demostrado, no ha existido, desde su irrupción, fórmula alguna para que un equipo pueda dosificarlo y sobrevivirlo, siendo igual de efectivo sin él en el campo.

Sin embargo, y haciendo algo más antipático el análisis, que un equipo como el Barcelona, especialmente a nivel local y con el rival de ayer, no haya podido sostener un partido sin invocarlo, (y habría que sumar aquí a Piqué, cuya ausencia se notó demasiado) es una alarma como mínimo importante y urgente. No solo pensando en Europa (queda claro que ante Manchester Utd. o cualquiera que quede en la máxima cita europea ayer se perdía por goleada), sino revisando la dirección que se ha tomado en Can Barca para ir preparando la vida después de D10S.

 

Distintas declaraciones públicas han ido en este sentido en el último tiempo. La renovación final de la “Generación Sagrada”, de la que sobreviven el propio Messi, Piqué y Busquets, más Suárez superando los treintas, es un tema tan álgido como secreto. Una de esas charlas que nadie quiere tener pero que debe afrontarse prontamente. Hasta ahora no parece haber señales positivas. Si bien es imposible reemplazarlo, no parecieran darse pasos concretos para minimizar el impacto del día después. No lo han sido los fichajes (ni lo serán), ni las soluciones mágicas para cambiar el salvador (Neymar?, Mbappé?…quien más?).  El ya abandonado principio de La Masía, “Más cantera y menos cartera” como valor fundacional y bandera ante el rival mayor, es otra evidencia de que la mira solo apunta hacia el mercado, en una muy mala decisión. En la última historia, lo mejor siempre ha venido de abajo. Incluso ÉL. “Armagedón” bautizó la caverna madridista lo que viene, a la par de lo que se relamen esperando que sin Messi pueda devolverse la historia ya cambiada.

Menuda vida la que viene. No hoy, ni mañana, y ojalá que falte mucho.

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