Parece no tener paz el ida y vuelta que por estos días trajina el francés Antoine Griezmann. Su anunciada salida de Atlético de Madrid “para buscar nuevos desafíos” pareciera no tener una continuidad inmediata, especialmente a partir de que se ha enfriado, y mucho, su llegada a Barcelona.
La pésima conclusión de temporada del equipo culé ha modificado el panorama abierto en Abril último, cuando aparecía como cerrada su llegada. Los golpazos de Anfield y Sevilla obligaron a recalcular el GPS de la directiva del club y la orientación de los fichajes ha cambiado notablemente. Eso, sumado a que el “vestuario” ( por no decir los referentes) bajó el pulgar al arribo de Grizou, han puesto en “modo polar” las negociaciones.
El análisis frío, netamente futbolístico, le da la razón al “NO”. Hoy, mirando la plantilla, lo que se necesita no es un jugador de las características del francés, y las arcas no están para gastar 120 millones de euros en algo que no sea primera necesidad. La mala espina dejada por el apuro pos Neymar, gastando una fortuna en dos jugadores (Coutinho y Dembelé) que no rindieron, se superpusieron y no mejoraron el equipo, parece haber hecho escuela y se ha dispuesto priorizar. Primero viene la llegada de un “9” de área que vaya sustituyendo a Suárez; un lateral izquierdo para oxigenar a Alba y, como tercera idea, un mediocampista que pueda hacer la banda izquierda.
En este escenario, Griezmann no satisface ninguna de esas necesidades. Barcelona necesita, urgentemente, vigorizar su equipo, traer jugadores de nervio y de juego moderno para equilibrar tanto “estilo”. En el juego, el equipo ha sido superado en el último tiempo por los que le juegan con ritmo y velocidad (Liverpool, Valencia), y la posesión ya no es garantía de triunfo. Para decirlo en castellano básico: Barca precisa “más Vidales y menos Coutinhos”. El plan pre tsunami, que era traer a de Jong, Griezmann y de Ligt, mientras se fogueaban juveniles y se organizaba la transición, parece absolutamente lejano.
La lectura extrafutbolística, que remite a los factores que enrarecen su llegada, debe apuntar a dos elementos no menores: El Camp Nou ha pitado a Griezmann en su último cruce, aún facturándole el coqueteo pre Mundial. Si bien el espectador no es soberano, se ha tomado nota de este punto especialmente de cara al temblor institucional que hoy padece el club. Por otro lado, con Valverde en la cornisa y la piel del equipo en llamas, no es momento de enrarecer el vestuario trayendo jugadores que rompan la armonía. El padrinazgo de Suárez y Piqué tal vez no alcance..
De cualquier manera, los próximos días traerán novedades de peso en este tema, sobre todo por que a nivel mediático, al menos, no se conoce el plan B de Griezmann si no aterrizara en la ciudad condal. Manchester United y la siempre atenta MLS surgieron como destinos probables, aunque no superaron la condición de rumores. Un capitulo más por cerrar, en este verano de culebrón para el Barca.
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