Cuál es la medida para evaluar una temporada? Cómo se mide el éxito o el fracaso de un año completo?.Se hace por los logros materiales (títulos)? Por la evidencia de superación respecto a las anteriores? Por hechos específicos?. Hasta hace 24 horas, la temporada de Barcelona arrojaba un superávit inmenso, esperanzador y con un futuro claro. Se había ratificado el dominio local (8 ligas de 11 así lo indican); nuevamente era finalista de Copa del Rey y finalmente abordaba una semifinal encaminada con camino allanado hacia el objetivo máximo, la “linda” Champions. Hoy, aún sin la frialdad necesaria para evaluar objetivamente, todo parece haberse empañado.
La suma de la lectura de los principales medios españoles arroja una conclusión inapelable: Esta derrota es superior a la de Roma, y ni hablar de la de Turín en temporadas anteriores. El hecho de no haber aprendido del horror del Olímpico Romano agranda la herida y extiende la ira a nuevos protagonistas. Valverde, por ser el DT en ambos sucesos, algunos jugadores de mala faena anoche (Coutinho,Alba, Sergi Roberto y,en menor medida, la mayoría de los que jugaron, salvo Messi, que no debería estar exento)y hasta la dirigencia, cayeron bajo la metralla mediática catalana y, especialmente, la madridista, que esperaba ansiosa este traspié. Los diferentes foros barcelonistas hacen hincapié en la palidez futbolística del equipo, la baja fuerza anímica demostrada y la frustración mayúscula por un nuevo año sin éxitos en Europa. Se apunta a la manera en que el equipo entregó la serie,el poco arrojo mostrado para buscar la heroica y hasta la pasividad o apatía que tuvo para buscar lo imposible. La comparación con la locura de Klopp para convencer a sus legionarios se hace inevitable, olvidando que hasta hace 48 hs, el paraíso parecía haberse mudado al Camp Nou.
Con la Copa del Rey por jugarse, mochila anímica incluída, un gran marcador rojo se cierne sobre el balance de los protagonistas. Se habla de jugadores que ante el objetivo no cumplido finalmente dejarían el club (Coutinho, Dembelé, Boateng, Murillo, y hasta Rakitic, siempre deseado por el Inter italiano), en una diáspora exagerada e hija de la derrota. Lo cierto es que el cristal con que se analiza no el mismo, y no llegar a la final de Madrid lo ha cambiado todo. Por estas horas, desde lo que en Catalunya se llama la “caverna mediática de Madrid” (los medios que responden, en principio, simpaticamente al Real Madrid) se ha puesto en duda el merecimiento del Balón de Oro para Messi. Así como es la cara de la victoria, claramente será el máximo apuntado por este papelón.
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