Este Martes, el Real Madrid comienza a definir su temporada, y porque no su futuro, cuando se enfrente en el estadio Santiago Bernabéu al Ajax holandés por la vuelta de los octavos de final de la Champions League 2018-19, con resultado favorable de 2-1 obtenido de visitante en la ida.
Increíblemente, para gran parte de la afición, ni hablar de la prensa, El Madrid no es favorito en esta llave. Un poco por el buen semblante del equipo rival, que se presenta como una amenaza por su juventud, velocidad, talento y cierto desprejuicio en la grandes citas y otro tanto por la actualidad del Real, con tres derrotas consecutivas, dos de ellas propinadas por el Barcelona en el mismo escenario donde jugará hoy.
Si conseguimos separar el análisis de los últimos partidos del Madrid de los resultados obtenidos, incluida aquí la derrota con Girona para no recaer solo en los clásicos, nos encontramos con un equipo que debería merecer otra acogida y no solo palos por todos lados. Saliendo de la fácil crítica mediática (sí, incluimos aquí la caverna de medios catalanes), podemos encontrar rasgos positivos en un equipo en obvia reconstrucción.
Santiago Solari, en la picota desde que fue sentado en un banquillo dinamitado por Florentino, ha alternado buenas con malas y muy malas, no siendo el único responsable de éstas últimas y sí de las primeras. Ha conseguido implantar nombres nuevos en medio del naufragio a la par de sentar en la banca a pesos pesados que solo desean emigrar, dando por concluido un ciclo singular y único por lo exitoso.
Ha sido testigo de un tsunami en la plantilla que amenazó con llevarse todo puesto y consiguió, por momentos, capear el temporal y al menos seguir con vida en Champions. Conceptualmente, recuperó la propuesta escénica que se había diluido con Lopetegui, dinamizando el juego nuevamente, siendo protagonista como marca la historia y saliendo del rifirrafe mediático que siempre alienta Florentino.
Ha sido gallardo en las derrotas y un señor en los triunfos, a tono con lo que se pretende de su puesto y su poder. No excedió la pelea por las acusaciones de ayuda arbitral o del VAR, y dejó el cuerpo para explicar su apuesta futbolística, sin pecar de técnico en transición, sino enfrentando el reto hasta que le muestren la salida. Ya en el césped, potenció y revivió a Reguilón, Llorente, Valverde, Vinicius , Nacho, Odriozola y Lucas Vázquez, ninguneados por Lopetegui ( y hasta por Zidane ) y no dudó en prescindir de aquello que complicaba su gestión : mostró mano firme para sentar en la banca a Marcelo (solo espera que llegue el verano para irse con Cristiano a la Juventus), a Isco (vela por que llegue Mourinho o que llegue una oferta, que aún no llega) y Bale (por momentos es inentendible que sea pitado, clara influencia de la opinión mediática en una afición que por momentos pierde el foco) y tragó saliva por el bajo nivel de los que debían sacar la cara en la transición post Cristiano.
Es cierto, el fútbol se explica desde los goles y el Madrid no los hace (tres clásicos y un solo gol es un pecado mortal), lo que expone una carencia en un fundamento básico del juego y deja un sinsabor extremo en el análisis general, de tribuna y afición. Solo Benzema, quien diría, ha sacado la cara.
Si bien el calendario se ha ensañado y los últimos 20 días han sido un calvario, tener Champions tan seguido a los clásicos puede ser una bendición. Recordar que este equipo ha ganado 13 veces esta Copa (la que realmente vale ), que se ha empinado 3 al hilo (y el rival de siempre, aun con el presunto GOAT en la plantilla, no ha pasado de cuartos, lo que hoy nadie dice) y que en esta llave llega con resultado de ventaja.
Real Madrid, a pesar de todo y a la espera de lo que viene, aún depende de si mismo en esta instancia y nadie, pero nadie en su sano juicio, subestima su grana y su historia. ( Quien querría cruzarlo de cuartos en adelante?). El mercado de Julio queda lejos, y hasta entonces deberá contar solo con lo que tiene. Una buena oportunidad para el reencuentro. Una linda cita con su historia.
Fecha: martes 4 de marzo, 21.00 horas (17.00 Arg)
Estadio: Santiago Bernabéu
Árbitro: Felix Brych (Alemania)
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