El fútbol es un juego manejado por los equipos grandes, dice la gran mayoría de la gente. Hay grandes, y también los hay “más grandes”, evidentemente. Esta mañana, la mitad colchonera de Madrid ha amanecido con una bomba que, cuanto menos, provoca ira y, tristemente, sorna en partes iguales.

El Comité de (in)Disciplina de la Federación Española de Fútbol ha notificado formalmente que Diego Costa ha recibido una suspensión de 8 ( sí, ocho) fechas por su exceso verbal agravado en el último partido disputado ( 0-2 frente a Barcelona). El informe entregado por el juez del partido, Jesús Gil Manzano, refiere un insulto grave (que implicaría 4 partidos) y el agravante de que hubo contacto físico cuando Costa lo “sujetó firmemente de las costillas para que no pudiera sacar tarjeta“, que acarrearía otros 4 partidos. Vale recordar que ante la misma situación de expulsión, Sergio Ramos, del merengue de Florentino, solo recibió 4 fechas.

Según se ha informado desde el propio Atlético de Madrid, ya se ha iniciado el proceso de apelación, aunque se estima que no prosperará.

De esta manera, el Lagarto perdería lo que queda de temporada, siendo una baja sensible para Simeone, en la pelea por el segundo lugar de la clasificación. A todas luces, en un nuevo bochorno de la Federación.