La pelota sigue sin rodar. Así lo decidieron, esta vez, los jugadores, los verdaderos protagonistas, después de un día de numerosas reuniones dirigenciales.
Es cierto que los dirigentes habían encontrado una solución, resignando los de Primera una suma que les correspondía cobrar para que les llegara más dinero a los clubes del ascenso. Tan cierto como que la decisión de los futbolistas era levantar el paro recién cuando cobraran y que anoche, cuando comunicaron que no jugarían, el dinero que había transferido el Estado ni siquiera estaba acreditado en las cuentas de la AFA.
El de hoy volverá a ser un día crucial. Antes del mediodía, Sergio Marchi irá al Ministerio de Trabajo, que ayer dictó conciliación obligatoria. Es probable que varios capitanes de Primera se encuentren en la AFA.
Y habrá algo más: los directivos decidirán qué camino siguen, si avalan el paro de Agremiados o bien, instan a sus jugadores profesionales a presentarse o directamente arman equipos con juveniles. Sería lo único que falta en el fútbol argentino.