Ayer Ricardo Zielinski presentó su renuncia como DT de Racing tras haber dirigido apenas 11 partidos desde su llegada siguiendo así una tendencia: en 14 fechas jugadas ya dejaron su cargo 19 entrenadores.
El fútbol argentino actual es un medio que no tolera frustraciones, un mundo de presiones y de intereses no siempre futbolísticos, en el que se vive todo con una intensidad y pasionalidad que roza la locura, como una cuestión de vida y muerte.
Un medio devorador. Ayer fue Zielinski, el jueves Eduardo Coudet y en el mismo fin de semana también el otro equipo de Avellaneda se quedó sin DT: Gabriel Milito dio un paso al costado en Independiente.
No importa si se trata de un referente del club o de un foráneo: cuando los resultados no llegan de manera inmediata o se pierde algún clásico o se queda eliminado de alguna competición ¡zas! la máquina de devorar técnicos aparece.
Una máquina formada por dirigentes que necesitan un chivo expiatorio, por medios partidarios y por hinchas cada vez más ansiosos.
Ayer el propio Gallardo, ganador absoluto de River Plate, se mostró agotado y puso en duda su continuidad. También dejó entrever su cansancio no sólo por dos años y medios de pura competición, sino por la locura y la presión con la que se vive y juega este fútbol argentino.
Números que asustan
19 son los técnicos que dejaron su cargo en 14 fechas jugadas del torneo que arrancó en el segundo semestre de 2016.
Racing despidió a Sava en la pretemporada, Úbeda dirigió un partido y Zielinski renunció ayer.
Huracán despidió a Eduardo Domínguez y Caruso Lombardi, y lo dirige interinamente Apuzzo.
Madelón dejó Unión, Lavallén se fue de San Juan, Bassedas cerró su ciclo con Vélez, Azconzábal se fue de Atlético Tucumán dejándolo en la Libertadores, Holan culminó su trabajo en Defensa y los nombres siguen…
Un síntoma que preocupa.
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