El nivel de improvisación de haber convocado a un director técnico sin experiencia fue de la mano con el equipo, también, improvisado que hoy se vio en Madrid. Así como Scaloni camina sus primeros pasos como entrenador era obvio esperar que la Selección Argentina sufra esa falta de trayectoria.

Más allá de lo antes dicho, hubo errores conceptuales groseros en el armado del once titular, que derivaron en individualidades muy bajas. Sumado a que en este intento de renovación del seleccionado queda claro que hay algunos jugadores sin la jerarquía suficiente. Y que hay una enorme brecha entre jugar bien en el mercado local y tratar de hacer lo mismo en el ámbito internacional.

Venezuela, sin tener la pelota, fue mucho más agresivo que Argentina que dependió, como tantas veces ocurrió, de las inspiraciones de Lionel Messi. Paredes y Lo Celso se superpusieron; Tagliafico en distintas posiciones, sin entender el DT que es un muy buen lateral y que allí debe jugar. Y en el fondo sufrieron la falta de espacios, sin un ensayo acorde a pararse con línea de tres.

Que tuvo llegadas Argentina, si, es cierto, sobre todo cuando Messi apareció en la primera etapa. Pero el resultado fue lógico. Y esa es la peor conclusión del 1-3 en Madrid. No solamente Argetina perdió ante Venezuela, sino que mereció perder.

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